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Los datos que ha hecho públicos el Consejo de la Juventud de España (CJE) correspondientes a 2023 revelan que el 82 % de los jóvenes de Baleares de entre 16 y 29 años siguen viviendo en casa de sus padres. Es decir, sólo dos de cada diez (el 18 %) consigue emanciparse. El último estudio del CJE, una plataforma que aglutina a más de 60 entidades juveniles, no ha hecho más que constatar una realidad preocupante y que lleva camino de perpetuarse.

La paradoja balear.

Paradójicamente, en el conjunto de España la tasa de emancipación durante el año pasado fue de un 17 % y las Islas aparecen entre la comunidad con mayor tasa de emancipación. Sólo Canarias (20 %), Catalunya (20,6 %) y Madrid (18,4 %) superan a Baleares, donde el precio medio del alquiler de una vivienda (1.288 euros) es el segundo más alto del país. Teniendo en cuenta que el salario medio de un trabajador joven apenas supera los mil euros, resulta quimérico pensar que las posibilidades de independizarse que tienen los jóvenes vayan a cambiar sustancialmente a corto y medio plazo.

Más población joven.

Si alquilar una vivienda representa un 22,6 % más del sueldo medio de un joven, comprar una casa en Baleares, donde el precio medio también es el segundo más caro de España (295.770) es una misión imposible. El CJE advierte en su informe que si los porcentajes de emancipación de Balears o Madrid son ‘mejores’ que los del resto del país es porque reciben más población joven. La emergencia habitacional afecta a todos los segmentos de la población, pero está constatado que penaliza todavía más a los jóvenes. Revertir esta situación debería ser un asunto prioritario para la Administración, que debe buscar fórmulas imaginativas y eficaces para tratar de evitar que estas decepcionantes cifras se estanquen.