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La nueva ordenanza cívica del Ajuntament de Palma, que podría entrar en vigor en el próximo mes de marzo, pone coto a los desmanes de los patinetes eléctricos, los problemas con las caravanas o los grafitis que inundan la ciudad, entre otras problemáticas. La publicidad luminosa, el ‘trile’, el botellón, las visitas guiadas o el parkour (ejercicios acrobáticos urbanos) también serán regulados en esta próxima normativa de la que se van conociendo nuevos detalles. El alcalde de Palma, Jaime Martínez, refiriéndose a las caravanas, ya ha advertido que «un vehículo es para desplazarse. En Palma, se vive en viviendas, no en autocaravanas». Vecinos de Son Moix, por ejemplo, se habían quejado de que, de un tiempo a esta parte, algunas calles próximas al colegio de Montesión y La Purísima estaban repletas de roulottes y que los ocupantes vivían en el interior. Otra de las obsesiones de este Gobierno municipal son los patinetes eléctricos, que ahora deberán tener un seguro obligatorio. Es, sin duda, una medida necesaria para controlar el gran número de estos aparatos que circulan por encima de las aceras y que son un grave peligro para los peatones.

Faltan medios humanos y técnicos.

La nueva ordenanza tiene aspectos muy positivos. Todo resulta bastante coherente, pero lo más importante es que el Ajuntament, a través de la Policía Local de Palma, pueda ponerlos en práctica. Y eso implica disponer de más medios, especialmente humanos. En estos momentos no los hay.

Velar por el cumplimiento.

El paquete de medidas anunciado por Cort, con todo, no ha gustado a la izquierda, aunque ese no es el problema más relevante. La duda es si el Ajuntament tendrá capacidad operativa para velar por el cumplimiento de esta ordenanza cívica, que es lo que realmente reclama la ciudadanía. Aprobar normas es necesario, pero lo importante es que se cumplan.