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La política balear no puede continuar sometida a los vaivenes, amenazas y caprichos de Vox. Las Islas necesitan estabilidad y sosiego institucional. El Govern Prohens ha de aprobar los presupuestos autonómicos de 2025 sin chantajes ni exigencias fruto de un error –la espuria aprobación de las enmiendas de Vox– que debe ser enmendado. En este escenario de incertidumbres, tensiones y confusiones ha de primar el sentido común para que prevalezca el interés general. Y, al mismo tiempo, para evitar la desafección de los ciudadanos hacia la actividad política o el surgimiento de opciones populistas y radicalizadas con medidas cuya aplicación provoca la crispación social. La defensa de los principios ideológicos de cada partido no ha de ser óbice para alcanzar un pacto tan inteligente como necesario. Ello implica un amplio entendimiento, desde la lealtad y el talento, para garantizar la buena gobernanza de la Comunidad Autónoma, entre los dos partidos de gobierno de las Islas: el PP y el PSIB-PSOE, hoy en la oposición. Vox ya ha demostrado, reiteradamente, que no es una formación ni leal ni fiable.

Salir del atolladero.

El fair play aconseja al PP extender la mano al PSIB-PSOE y también que los socialistas acepten el reto que ello supone para aportar serenidad y equilibrio. Las enmiendas de Vox han de ser corregidas y si el partido de Abascal persiste en su actitud torpe y dolosa, la izquierda ha de materializar su voluntad para salir de este atolladero en el que Vox quiere continuar.

Le encrucijada de Prohens.

Un Vox envalentonado dinamitó este martes las cuentas del Govern del PP para el 2025. Ahora no existe proyecto de ley de Presupuestos. El voto particular del PP permite ganar una semana para alcanzar acuerdos. Pero no pueden propiciar una nueva confrontación lingüística. Prohens se halla en una encrucijada en la que deberá adoptar decisiones de gran calado.