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Incitar al odio o la discriminación de manera pública contra una persona o un grupo de personas con un motivo homófobo, racista, sexista o ideológico está penado en el Código Penal y constituye un delito de odio. En la madrugada de este miércoles agentes de la Policía Local de Palma procedieron a la detención de un individuo que confundió a tres prostitutas con trans en la calle Manacor y las atacó e insultó, llegándolas a patear. Según confirmaron los testigos, el varón amenazó de muerte a sus víctimas y se escapó del lugar de los hechos en cuanto llegaron los agentes. Una rápida búsqueda por las inmediaciones permitió localizarlo y detenerlo poco después, cuando caminaba con una botella rota en la mano. Los delitos de odio en Baleares han aumentado de forma inquietante en los últimos meses y cada año un elevado número de acusados son juzgados por este tipo de acciones. Es cierto que las administraciones están realizando un gran esfuerzo para combatir estos comportamientos inaceptables, pero una parte de la sociedad sigue al margen de la Ley.

La educación, clave.

Los expertos apuntan a que las condenas judiciales son solo una parte de la solución, pero lo principal es que los menores, desde temprana edad, reciban una formación que respete los valores y las diferencias. Una sociedad plural, dividida en diversos grupos culturales, étnicos, lingüísticos o religiosos y que sea inclusiva, que valore la diversidad y fomente la igualdad de oportunidades para todos.

Un aumento vertiginoso.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado investigaron en 2023 en Baleares un total de 57 infracciones penales e incidentes de odio, lo que supone un incremento del 46 por ciento respecto a 2022, según el ‘Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España 2023’. Unas cifras que nos recuerdan que todavía queda mucho trabajo por hacer.