Balears estrena año con el problema de la crisis habitacional sin resolver, lo que obliga a miles de personas a tener que alquilar una habitación en un piso porque no pueden permitirse otra opción. Es una consecuencia directa de un mercado inmobiliario desbocado, que parece no tocar techo, y que ha disparado los precios de los alquileres y de la compra de casas. En muchos casos, alquilar una vivienda en Palma supone que el inquilino tenga que destinar prácticamente su sueldo íntegro a ese fin, por lo que la modalidad del arrendamiento de habitaciones –propia de los años cincuenta del siglo pasado– se abre paso con fuerza y deja un dato demoledor: una cuarta parte de la población balear vive ya en casas compartidas. La convivencia con desconocidos, obligados a compartir los espacios comunes del piso, como los baños, la cocina o la sala de estar, no es sencilla y es origen en muchas ocasiones de fricciones e incomodidades, que complican el día a día.
La crisis habitacional se acentúa cada vez más
03/01/25 4:00
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