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Tras la entrada en la cárcel de Bartomeu Vicens, ex de UM, el resto de ex políticos que están pendientes de sus propias asuntos con la justicia estarán padeciendo serias descomposiciones intestinales. Es el caso de Jaume Matas, por ejemplo. Llegó a Palma para declarar ante el juez con pinta de no creerse lo que le estaba pasando. Como si a la gente distinguida como él no pudiera pasarle eso. Después de lo de Vicens, Matas y otros, como Miquel Nadal, están ya asumiendo que la probabilidad de que acaben pasando al menos una temporada en la cárcel es muy alta. Hace unos pocos años nadie hubiera creído que pudiéramos llegar hasta este punto, en el que los otrora poderosos políticos, que hacían y deshacían lo que querían porque “esto siempre ha sido así y no pasa nada”, estén no solamente desfilando por los juzgados sino entrando ya en prisión. Todavía no percibimos el importante cambio que se ha producido. Y ha sido gracias a un par de fiscales a los que nunca se lo agradeceremos lo suficiente.