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Todas las instituciones gobernadas ahora por el PP, y hasta junio pasado presididas por el PSOE, parecen haber sufrido una severa dieta que las ha dejado con las arcas vacías. Hace unos días el Govern se lamentaba porque no encontraba los 150 millones que los socialistas decían que dejarían prestos para ser gastados por los nuevos inquilinos. Nunca dijeron tal cosa. La exageración de la desastrosa situación económica –por otro lado preocupante- es la norma de actuación de José Ramón Bauzá, María Salom y Mateo Isern. Exageran tanto como pueden –incluso llegando a mentir, como con los 150 millones- porque son órdenes de su central: parte de la argumentación electoral de la campaña que pretende llevar a Mariano Rajoy a sentarse en el sillón de presidente del Consejo de Ministros. Por eso se recarga tanto y se llora desconsoladamente. Para atacar al PSOE cómo sea ahora que se otean ya en el horizonte las elecciones generales.