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Este desastre económico en el que estamos inmersos va para muy largo. El gobierno de Mariano Rajoy está demostrando ser tan incapaz como el de Zapatero. Nunca mejor dicho: el uno por el otro y la casa sin barrer. El uno por el otro y la ruina para todos, menos para ellos. Este país está yéndose al carajo y ni el PP ni el PSOE se dan por enterados. Mejor dicho: lo están llevando conservadores y socialistas y hacen cómo si no fuera con ellos. No se enteran. O no se quieren enterar. Estamos en el sexto año de crisis. Los dineros para pagar subsidios, prestaciones y ayudas, amén de pensiones, van a la baja -nadie habla de ello, pero es así- mientras que las recaudaciones para llenarla merman cada vez más. Normal: atiborran de impuestos a los que todavía pueden pagarlos. Ya es sadismo. En tres días el PP pasó de asegurar que de ninguna manera iba a subir más impuestos a subir tres –tres, nada menos, en tres días- en el Consejo de Ministros. La caradura de Rajoy y sus muchachos está a la altura de la de Zapatero y sus chicas maravillosas, como aquella Elena Salgado de los brotes verdes que está a la par del inefable Cristóbal Montoro y sus predicciones de hombre de la bola de cristal de tres al cuarto. Mientras, España se va por el sumidero. Los españoles empobreciéndose a marchas forzadas y el PP y el PSOE actuando como si meramente lloviera y miraran el suave caer de las gotas. Como si no fuera con ellos. Ahora el gobierno de Rajoy reconoce que al menos hasta 2016 no habrá cambios positivos en el paro. Podría decir en el 2610. Tendría la misma credibilidad. Qué va a saber él de lo pasará en tres años, dos, uno o siquiera un par de meses, si sus predicciones a días vista fracasan. En Cataluña y el País Vasco mucha gente que no es nacionalista lo tiene cada vez más claro. Mejor irse de este desastre llamado España que permanecer bajo el yugo de la alianza Rey-PP-PSOE-Botín. Es fácil entenderles.