Los colectivos de profesores nacionalistas, así como los sindicatos, velan armas para el próximo mes de septiembre. Mes en el que comenzará el curso escolar, saludado por una huelga contra la imposición del decreto de Tratamiento Integral de Lenguas (TIL). Se pretende que el paro sea indefinido, pero, bueno, ya veremos, porque a 50 euros por día de huelga no creo que la indefinición en su fin se mantenga durante mucho tiempo. En cualquier caso, lo relevante es que una parte de la docencia pretende pararse para conseguir así que no se imponga el famoso TIL. Y el gobierno de José Ramón Bauzá está encantado de que así sea. Su objetivo –amén de blindar legalmente contra el catalán, como idioma único en la enseñanza, a una parte de la educación privada más elitista- está claro que es incendiar las escuelas. Ppor ura estrategia política doble. Por un lado: cuando el ajeno ataca, los propios, a pesar de sus diferencias, tienden a unirse. Por otro: acotar el posible crecimiento de UPyd a costa del PP, verdadera obsesión de Bauzá. Todo esto a parte, lo substancial es el incendio que está provocando en las escuelas. Es verdad que la introducción del inglés en el sistema educativo, como lengua vehicular, es buena para los chicos. Pero el PP miente cuando dice que puede hacerse así como pretende. Es imposible. Y por ahí surge la evidencia: el inglés es mera excusa de circunstancia para el otro objetivo. Vaya por delante que el PP tiene razón en cuanto a la justificación formal de su política lingüística, puesto que el Tribunal Constitucional –con su sentencia contra el Estatuto de Cataluña, en una jurisprudencia de obligado cumplimiento por todo donde existan dos idiomas oficiales- hace del castellano idioma lengua vehicular de toda la administración, incluida la educativa. Y más todavía: dice, taxativo, que el castellano también es lengua propia, junto al catalán, y que por tanto no puede haber monolingüismo en catalán. Así es la ley. Vale. Pero quien aplica toda ley tiene ante sí varias actitudes diferentes para hacerlo. Y es por aquí donde el PP de Bauzá ha buscado no el acuerdo, no el diálogo, sino el ataque directo contra el nacionalismo y el catalán. Y esto no es una cuestión meramente legal. Sino ideológica y política. Y por tanto se le contesta en los mismos términos. No sé quién ganará políticamente esta guerra, aunque lo barrunto, pero desde luego quiénes van a perder serán nuestros chicos. Debería tenerlo presente el ganador. Porque su obligación es la contraria a lo que conseguirá.
El TIL y las aulas incendiadas
23/06/13 16:24
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