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Los mediadores lingüísticos de un hospital ocupan un papel esencial en la comunicación con los inmigrantes. No es sencillo atender las demandas de los que no se expresan en nuestro idioma. Más simple es servir de intérprete y traducir sus palabras literalmente, pero en ese proceso se obvia un punto esencial para el inmigrante: la proximidad con el médico, algo que no se puede llevar a cabo sino se tienen en cuenta factores culturales, amén de lingüísticos. Ajustar el amplio jeroglífico medicinal de aquí a otra cultura se torna primordial para establecer una comunicación fluida entre médico, paciente y familiares del paciente. De ahí que la intervención de un mediador obre en beneficio de estos últimos para que el médico actúe en consecuencia. Naturalmente el mediador ha recibido una preparación para ejercer esta función a través de técnicas psicosociales entre otras cosas. Abdellah Lahit es mediador lingüístico del hospital de Manacor desde hace una pila de años. Nació en el Riff en el 62, habla varios idiomas, francés, castellano, árabe y bereber y es licenciado en Filología hispánica. También hace una pila de años que nos conocimos y siempre hemos mantenido viva la llama de la amistad, consolidada a través de largas charlas vespertinas y noctámbulas, situaciones que se nos escapaban de las manos, risas ora intrascendentes ora con segundas intenciones, psicoanalizándonos mutuamente que es la mejor forma de conocer a quien interviene en tu existencia, aunque únicamente sea de un pequeño pedazo. En el pasado Abdel hizo sus pinitos literarios y es una lástima que una novela prometedora que acabó en un cajón no haya tenido la oportunidad de un mediador lingüístico entre un editor y autor, en este caso Abdel Lahit.