Ello supone un paso al frente para obtener una movilidad más limpia y adecuada en las ciudades, pero a la vez implica nuevos retos para la seguridad vial. Con la reducción del tráfico por la crisis sanitaria, los patinetes y las bicis han tomado las calles en las ciudades de todo el mundo. Muchos han optado por ello como forma saludable y segura para trasladarse. Sin embargo, siempre hay quien se quiere pasar de listillo y saltarse las normas del caos circulatorio.
La mayoría, ya sea por respeto ciudadano o por temor a las multas, cumple en general con las normas vigentes. Sin embargo, con los patinetes y bicis, no ocurre lo mismo. Los llamados VMP, vehículos de movilidad personal con una situación ya regularizada, deben circular por el carril bici, por las calzadas o por las calles; nunca pueden hacerlo por las aceras convencionales. Los que vamos en coche sabemos lo que sucede al saltarnos las normas, multa al canto. Pero, cuántas veces no hemos visto bicis o patinetes por las callejuelas peatonales de Palma o circulando en dirección prohibida. Cuántas, parados respetando un semáforo en rojo, una bici o un patinete decide no hacerlo. Todo ello no hace más que confirmar que no se juzga a todos los que campamos por el laberinto urbano con el mismo rasero.
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