Pero no ha sido solo la cronología lo que los unió. Espíritus independientes y libres, se pusieron el mundo por montera, rompiendo prejuicios sociales. Demostraron en aquella época que era posible una amistad especial entre un hombre y una mujer, que a la vez les enriqueció tanto literariamente como en lo personal. Les separaban ocho años y las críticas machistas de los gurús de la época. Baroja , Clarín y un largo etcétera rechazaban a la condesa Pardo Bazán. Pero Galdós no se dejó emponzoñar por la misoginia de la casta literaria y siempre la miró con admiración y respeto. Su breve relación tuvo sus momentos eróticos, pero siempre primó lo intelectual.
Doña Emilia Pardo Bazán fue una mujer de armas tomar y una escritora que abrió camino a las mujeres en un mundo literario dominado por hombres. Hasta el final de sus días la sociedad machista no dejó de atacarla, negándole espacios que se ganó con creces; especialmente la Real Academia de la Lengua, coto de exclusividad masculina, que la rechazó en tres ocasiones.
¡Qué grandes los dos! Don Benito el garbancero y la inmensa doña Emilia, una gran escritora y una gran mujer. Dos grandes de nuestra literatura. Irremplazables.
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