No me resulta raro que la prensa, la federación, la Liga profesional, el Barça... tapen la reunión-comida de futbolistas que hubo hace un par de semanas en casa de Leo Messi saltándose todas las restricciones sanitarias por el coronavirus. Tengo claro el motivo: el poder mediático del balompié y toda la pasta e intereses que arrastra ese deporte convertido en la actualidad en denigrante espectáculo.
El fútbol vende y lo demás no. Las comparaciones son odiosas, pero eso deben de haber sentido los policías locales que se saltaron las normas en el cuartel montando la despedida de un compañero que se jubilaba. Puede que cumplieran las normas de distancia de seguridad tal como dicen. No lo podemos saber. Pero lo evidente es que éticamente su actitud no es justificable, más habiendo expolicías expulsados del cuerpo que asistieron saltándose el toque de queda.
La difusión de la noticia por parte de algún medio tal vez es excesiva, pero no por ello su actitud se ha de dejar pasar, habida cuenta que ellos velan por el cumplimiento de las normas. Pero no es lo único que no me parece disculpable: veo el vídeo en el que acusan a Revilla de saltarse las restricciones y simplemente me parece una manipulación. Y lo veo en una página de Facebook. Quienes conducen esa página se identifican como policías y da la impresión, a través de muchas publicaciones anteriores, que lo único que se pretende es desprestigiar a unos y ensalzar a otros, contando con los aplaudidos apoyos de gente afín a sus ideas políticas.
¿No sería mejor ceñirse únicamente al trabajo policial y dejar que los hechos hablen por sí solos? Este tipo de páginas muestran poca empatía e invitan a cualquier cosa menos a atemperar los ánimos, limar asperezas o brindar amistad.
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