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El reto es que dentro de veinte años no sólo luzcamos el mismo cuerpo sino que parezcamos nuestros propios hijos. Que a medida que cumplimos años nos vean más jóvenes. La operación consiste en sustituir el verbo ‘ser' por el verbo ‘parecer' y cada vez es más asumida por las sociedades del primer mundo. Pronto se creará el ministerio contra las arrugas que contará con un presupuesto en ascenso para poder aplacar las reivindicaciones de una población angustiada. Para qué ganar más dinero si parecemos viejos. La prensa rosa revela que Kiko Matamoros se ha estado gastando 50.000 euros en cirugía estética, y me parece poco comparado con casos icónicos, de Cher a Demi Moore.

Ahora se relanza una nueva edición de ‘Friends', después de que sus actores, ellas más que ellos, hayan pasado por el quirófano decenas de veces. Estirarse la piel o borrar las ojeras se convierte en una dedicación más del cuidado cotidiano del cuerpo, obligado a lucir recién estrenado. Y por qué no, argumentan sus defensores, si hacemos lo mismo con la dentadura. Hay zonas de la Europa más rústica donde todavía no es habitual el implante dental y la gente mayor muestra sus encías sin avergonzarse. Venimos de aquí, de una sociedad centrada en la supervivencia.

Hace apenas doscientos años la gente moría sin haberse hecho un solo retrato mientras que hoy los niños de un año ya están inmortalizados en cientos de fotos. La tecnología digital que sustituye el proceso del revelado o la artesanía de las cintas por la inmediatez de un clic en el móvil ha disparado la conversión de la vida en un escaparate. ‘Patata'. ‘Cheese'.