Una persona a la que valoro enormemente, me decía en una ocasión, si pudiera se iría a vivir a Suiza. Me argumentaba que le gusta la educación, el civismo, la democracia real, la neutralidad y la independencia. Ahora más que nunca la entiendo. Amo esta tierra apasionadamente, pero si no tomamos decisiones se volverá insoportable. Allí sólo entran con contrato de trabajo. Deben adaptarse a las normas y si no lo hacen son expulsados.
Aquí en cuatro años hemos crecido de una forma desmesurada sin ningún criterio, ni obligación. Nos hemos convertido en una especie de base de la Cruz Roja. Tenemos bolsas de pobreza que debemos gestionar, sin haberlas creado nosotros. Pagamos con nuestros impuestos a personas que han venido y sin haber aportado ningún impuesto ni trabajo les pagamos un hotel en el Paseo Marítimo. Los botellones son habituales. Ahora Sánchez impone un tarifazo en la luz, invitando a la población a transgredir las normas elementales de prevención de la salud. Poner la lavadora de noche, levantarse de madrugada a planchar. Y estos mentecatos quieren gestionar el plan de futuro hasta el año cincuenta.
La ministra Darias no sabe que el ruido y la falta de descanso, aumenta el estrés, eleva la tensión arterial y otros muchos marcadores que van en contra de la salud y la calidad de vida. Con su cínica sonrisa debió decir que se joda la ciudadanía como lo ha hecho con los MIR, la vacunación y todo lo que gestiona. Sin puerta giratoria en Eléctricas y otros mamoneos podrían poner la luz a precio asequible a los que consumen de forma razonable.
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