Alguien dijo, bueno, solo es real y tiene sentido cuando uno habla con conocimiento de causa, acción y consecuencia. Recién llegada, una vez más de la ciudad más bella del mundo con mis dos hijos, París, fui consciente de cómo los años y sus circunstancias te aportan tanta sabiduría. Fueron días de frío y lluvia en pleno verano, los tonos grises parisinos cobraron vida y sin embargo la ciudad continuó emanando esa maravillosa esencia que solo ella dispone y ofrece. Regresar junto a ellos, fueron siendo niños y ahora adultos, me transmitió una enorme e inconmensurable felicidad, de pronto lo tenía todo junto a mí, a pesar de las penas y las ausencias que a lo largo de la vida se adquieren. Supe que ese viaje no solo se componía de días sino que serían un valiosísimo tesoro.
París, eternamente París...
28/07/21 4:01
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