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En mis últimos artículos de opinión habrá advertido el lector que me preocupo por el uso del lenguaje con finalidades políticas o ideológicas, ya sea el nombre de las calles o el uso de eufemismos para disfrazar crímenes o actos censurables según sea su autor. Así, en el último de ellos me referí únicamente a intervenciones de políticos con motivo de la inauguración de la exposición sobre las Germanías en el castillo de Bellver o algunas informaciones previas, no a los profesionales que han colaborado en ella, los cuales –al menos en principio– merecen mis respetos. El tema del lenguaje sigue dando de sí. El anterior presidente del Parlament de les Illes Balears, con motivo de la festividad de Santiago, patrón de España aunque últimamente nos tiene un poco abandonados, se refirió a nuestra Patria como puta España. El señor Picornell no es política ni intelectualmente nadie y podría haber buscado fórmulas menos ofensivas de salir de su, supongo que forzado, anonimato. En relación a las situaciones expuestas en nuestros anteriores artículos el uso de dicho adjetivo supone el paso del sectarismo al insulto. Quería dedicarle un artículo monográfico, pero las manifestaciones de parte de la izquierda sobre España, sus símbolos, historia y héroes son tan numerosas que no puedo contestar a cada una. Sólo preguntarme, preguntarle amigo lector, qué habría pasado si alguno de los antiguos presidentes del Parlament de les Illes Balears del PP hubiera dicho algo similar en relación a la terra que el Sr. Picornell dice defender con semejante vocablo que según la Real Academia de la Lengua es usado con intención denigratoria. Una Academia que, no sé si ahora, pero sí en su momento tuvo representantes de lenguas no castellanas como Llorenç Riber designado en 1927, en plena Dictadura de don Miguel Primo de Rivera.
Días después de los exabruptos del Sr. Picornell sus conmilitones de Unides Podem pedían que una de las compañías del Regimiento Palma 47 dejase de llamarse Millán-Astray, según ellos/as en aplicación de la llamada Ley de Memoria Histórica. Olvidan los proponentes que hace años que lleva dicho nombre en recuerdo de que el Regimiento se denominaba anteriormente Regimiento Filipinas y que Millán-Astray fue un héroe de dicha campaña. Por ello otra de las compañías lleva en nombre de Martín Cerezo, aunque ya supongo que ignoran quién era este otro héroe. Por ello les propongo que vean la magnífica película Los últimos de Filipinas (1945), la original claro, la de blanco y negro, con una excelente banda sonora.

Otra de las compañías del Palma 47 está ligada también a Filipinas con el nombre de Juan de Salcedo. Ignoran dichos proponentes la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid sobre la calle Millán-Astray sita en esa ciudad. Ignoran los proponentes, tampoco les ha interesado mucho documentarse, que en julio de 1936 el citado general estaba retirado y en Argentina, de hecho se había autoexiliado en 1931. Incluso el famoso episodio entre él y el inconformista y españolísimo Miguel de Unamuno está hoy en total cuestionamiento pues la persona que lo refirió y al que copiaron multitud de historiadores de diversa ideología no se encontraba en el acto. A sensu contrario debemos agradecer a Millán-Astray la creación de la Legión, órgano de militares profesionales que ahorró no pocas vidas de soldados de reclutamiento obligatorio en una guerra, la de Marruecos, fruto de pactos internacionales y de decisiones políticas, lo que no exonera a mandos individuales de sus responsabilidades.

Los/las de Unides Podem deben ser seguidores/as del Real Madrid y no perdonarle a ese club el altercado entre don Santiago Bernabeu, otra de las bestias negras de parte de la izquierda, y Millán-Astray con motivo de la prohibición del primero a que el general accediera –como era su costumbre– a un palco lateral del estadio tras un altercado con un diplomático. Personalmente creo tenía razón el bueno de don José, aunque retar en un duelo a don Santiago en pleno siglo XX parece un poco excesivo. La cosa no llegó a mayores dicen que por mediación de Agustín Muñoz Grandes a la sazón ministro del Ejército. Como habrán observado acabo de citar a numerosos blancos de parte de la izquierda: La Legión, don Miguel Primo de Rivera, el Real Madrid y hasta el cine de los años cuarenta. Mi capacidad de ir haciendo amigos es casi tan grande como el arrojo de Millán-Astray.

Bromas aparte, el insulto de Picornell y la propuesta de sus antiguos correligionarios demuestra, amén de su obsesión y afán de crispación, como los enemigos de España no duermen. Aquéllos que intentamos hacer de nuestra vida en sus vertientes profesional, intelectual y moral, también, un servicio a la verdad y manifestación de amor crítico a nuestra Patria también deberíamos velar y no dejar sin contestación, comedida pero contundente, dichos exabruptos.