Es conveniente decir antes que otra cosa, que estoy vacunado, que soy partidario de las vacunas y pienso que el beneficio que aportan es inmensamente mayor al perjuicio que eventualmente pueden producir por efectos secundarios indeseables. Estimando digna de un lugar de honor en la historia de la sanidad española la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna 1803-1806, entonces de la viruela . Epopeya sanitaria que España se apunta en el haber de su historia y registra en el catálogo de grandes personajes sanitarios españoles a Balmis, Salvany y Zendal, que vacunaron y enseñaron a vacunar a medio mundo; lo que inició la cuenta atrás en la erradicación de la viruela; terrible enfermedad que había matado a millones de personas; lo que ocurrió en mayo de 1980, cuando la OMS, declaró definitivamente erradicada la viruela de la faz de la tierra. Éxito debido, sin duda, a la vacuna.
Mas, por muy buenas y aconsejables que sean –y lo son– las vacunas, no puede dejar de reconocerse el derecho y la libertad de no vacunarse. Derecho que, obviamente, hay que respetar, pues nuestro Estado es de derecho y las leyes deben regir siempre frente a objetivos, intereses o políticas como la actual lucha contra la COVID-19. Es una regla fundamental de la democracia que los derechos deben funcionar como triunfos sobre las políticas y los intereses de las mayorías ( Dworkin ). De tal modo que, si ante una situación de conflicto no se puede hacer valer el derecho individual, o si de hacerlo devienen consecuencias negativas, no se tiene, o no se reconoce efectivamente, el derecho.
En esta situación solo se tiene una apariencia de derecho, sin contenido real. Lo que puede que no importe demasiado a muchos; pero, no así a quienes se tomen los derechos individuales en serio y consiguientemente quieran verlos triunfar frente a los intereses de la mayoría; forma de constatar la realidad efectiva del derecho. Sé que eso tampoco entusiasmará en general. Basta escuchar lo que se dice por ahí, en las tertulias de café y similares. Pero a los más sensibilizados no les puede dejar indiferentes, pues son sabedores de que la eficacia es el modo que tienen las tiranías de legitimarse, y que, a menudo, por expeditivas, son más eficaces que las democracias, donde todo resulta más complicado, puesto que hay que respetar los derechos individuales aún a riesgo de perder eficacia.
5 comentarios
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Enhorabuena por el articulo, los derechos de los individuos y ñas minorias deben respetarse aunque cueste, sino estariamos en una dictadura pura y dura..
Los trabajadores sanitarios y personal de residencias de mayores deberían estar obligados a vacunarse y si no lo entienden que se queden en su casa.
AntoniI per què ha de ser imparcial?? Una opinió no és imparcial.....
AntoniNo acabo de comprender que es lo que no ha entendido... Desde el primer párrafo el redactor de la noticia dice que está vacunado y que cree que la gente debería vacunarse, pero que aún pensando esto defiende la libertad de no vacunarse de quienes así lo deseen. Por cierto, yo también espero que usted no se infecte, pero que sepa que de hacerlo, si no está vacunado, tiene más posibilidades de acabar en el hospital, en la UCI o fallecer, que una persona vacunada. Mi opinión es la misma, yo estoy vacunado y creo que la gente, voluntariamente debería vacunarse pero respeto totalmente al que no quiera hacerlo.
Espero que no se infecte y acabe en la UCI como muchos lo hacen después de tener la pauta completa y hacerles creer que estaban inmunizados y que los medios no hacen salir a la luz porque estan comprados. Seguramente si se hubiesen inmunizados naturalmente no estaría en esa situación!! Su artículo muy disimuladamente y sutilmente deja muy a su favor a que la gente se vacune. No es imparcial!