A favor del centro derecha liberal milita la experiencia de lo ocurrido en estos años de Gobierno social-comunista. No es poco, ciertamente. Pero, insuficiente. Sánchez no lo ignora. Sabe perfectamente que, a ese respecto, la realidad no es su aliada y que ésta vendrá a estorbarle. Por ello, ya ha iniciado el cambio de estrategia. Ahora buscará, precisamente, lo contrario: visualizar una aparente normalidad y entendimiento con el PP. Lo que no modificará, sin embargo, es su convicción fundamental en política: «nunca es inútil mentir». Seguirá haciéndolo, pero de otro modo.
Pertenezco al club de los ‘ingenuos' que piensa que «basta al menos con decir la verdad para que la mentira retroceda» (Arias Maldonado). En coherencia, siempre he procurado estorbar a quienes, políticos o no, se comportan sin escrúpulo alguno de forma que, ni cuando se equivocan, se casan con la verdad. Desde esta perspectiva, el gran problema actual, para mí el número uno, es esta triste y muy lamentable evidencia: España está profundamente dividida. Hoy por hoy, la existencia de dos Españas es una realidad. No podemos olvidar las funestas consecuencias de este hecho en el pasado. Se han dado, merced al PSOE de Zapatero y de Sánchez así como a la acción política del actual Gobierno social-comunista, pasos decisivos en esa maldita dirección. Hemos vuelto, como pueblo, a las andadas. Esta es una gran verdad que no podemos ignorar, precisamente por el poder que ejerce la mentira repetida miles de veces, que es lo que practica la izquierda radical y sectaria que nos gobierna.
En este orden de cosas, destacan, además y sobre manera, otras muchas verdades: el inmoral e injusto reparto de los fondos europeos, que se avecina; la imparable subida de impuestos; la cerrazón a toda colaboración con la oposición en la gestión de la pandemia a pesar de la falta actual de un marco legal seguro; la necesidad de un pacto educativo y territorial a fin de evitar que sean los separatistas los que dicten y fijen la política nacional; la vergonzosa subida del precio del gas, el gasóleo y la luz eléctrica; la irracional presencia de ministros incompetentes; la inflación a niveles jamás vistos; el persistente desprestigio de las instituciones públicas; el afán de Sánchez por controlar la justicia; la no deseada contra reforma laboral; la increíble ley de memoria democrática; etc., etc. La lista se haría interminable.
Pese al interés de muchos en esgrimir este eslogan (‘Todo eso no va conmigo'), permitidme que os diga lo contrario: Sí que va con vosotros y con todos nosotros. Pensarlo un poquito nada más. Veréis como vuestra distracción o indiferencia egoístas traen consigo la ruina, la infelicidad, la injusticia, el enfrentamiento y el odio, para otros muchos. Es necesario, por tanto, implicarse, cuanto más, mejor.
Mirar para otro lado, supondrá a corto plazo sentirse culpable y cómplice de una situación política totalitaria y de un Gobierno que sólo ha sido generoso en la vergüenza y en la humillación de más de media España. Así no se merece ni se conquista la libertad para todos. ¿Por qué te has de quitar de en medio en tan noble lucha?
Creo, sinceramente, que son demasiados, además del propio Gobierno, quienes están traicionado a España o, al menos, no la están sirviendo. Por eso, no lo dudes. ¡Es necesario implicarse!
4 comentarios
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Jajaja...
Enhorabona, un article molt “moderat”, se nota en cada paraula que és de un catedràtic.
“Para librarse de él, será preciso vencerle en las urnas” Si en un estado democrático, un catedrádico de derecho requiere de una afirmación como esa, apaga y vamonos…
Siendo el columnista académico, debería hacer algún esfuerzo para demostrar que las causas de todos los males del mundo y las mentiras son patrimonio de la izquierda. En cuanto a atribuir una ideología centrista y liberal a la derecha española es simplemente una broma de mal gusto.