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Pedro Sánchez saca pecho anunciando que se ha cumplido el objetivo, terminar agosto con el 70% de la población vacunada. Huelga recordar que esto de las cifras depende de cómo se calculen y de la intención que se les quiera dar. Después de lo que hemos visto durante el año y medio que llevamos de pandemia, la precisión y la fiabilidad de los datos está en entredicho. En cualquier caso, me sumo a la buena noticia de haber alcanzado la cifra anunciada y aplaudo a los sanitarios y a algunos políticos –más locales que nacionales– por el esfuerzo que han hecho. Lo siguiente es preguntarnos: ¿Y ahora qué? Porque el virus sigue danzando en oleadas y asumiendo alegremente variantes colectivas. Qué va a pasar cuando alcancemos el 90% anunciado por el mandatario madrileño. Yo preguntaría a los especialistas.

Mientras, por si acaso, se me antojan varios escenarios. El primero, convertir la inoculación en algo habitual en la salud personal que implique vacunarse cada año como hacemos con la gripe. El segundo, poner en marcha el calendario para una tercera vacuna como ya están haciendo otros países. El tercero, garantizar la inmunización colectiva a pesar de las variantes que vayan surgiendo y de las mutaciones del bicho. El cuarto, esperar que las sexta y séptima olas que pronostican los especialistas sean cada vez menos agresivas y pierdan intensidad de forma progresiva. El quinto, dar por finalizada esta historia que tanto daño ha causado y mirar al futuro con la esperanza de una normalidad nueva y novedosa.

El tiempo irá respondiendo a tantas preguntas que ahora no tienen respuesta, aclarará lo que nos ha pasado y la razón por la que el virus solo ha afectado a los humanos. Llegará un día en el que sabremos la verdad, el origen y la causa que provocó esta pandemia mundial. Ese día, habremos derrotado al virus.