Palma22/09/21 3:59
El turismo ha sacado de la miseria a millones de personas de todo el mundo. Es un hecho y seguramente debemos estar agradecidos. Pero, al mismo tiempo, es un fenómeno dañino que destruye y afea todo lo que toca, creando clones de sitios cutres en los más diversos puntos del planeta. Crea empleo, pero lo hace de forma temporal –al menos allí donde el sol solo brilla durante una parte del año o sufren periódicamente tifones o huracanes– y con trabajos de bajísima cualificación. La consecuencia inmediata es que allí donde se vive del turismo la mayoría de los jóvenes abandona los estudios y se conforma con el nivel formativo más escueto para dedicarse a servir mesas, hacer camas o conducir motos acuáticas para guiris.
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