La escaldada ciudadanía tocó zafarrancho de combate. Pastor dijo que para potenciar la aventura habría merendero y urinarios públicos, además de atracciones construidas en material adaptado al entorno. Los vecinos se olieron pelotazo al canto con la licencia del ‘merendero', de tala de árboles para las atracciones temáticas y de ampliación de la explanada. Se olieron también la masiva afluencia de vehículos en un lugar donde casi no hay aparcamientos, atraídos por el efecto llamada de la inversión aventurera en más de tres mil metros cuadrados.
La indignación llegó hasta las gentes de Son Quint (Son Rapinya, La Vileta) que luchan por un parque natural. Se unieron a los de El Terreno y a organizaciones ecologistas. En resumen: derechas e izquierdas codo con codo en un movimiento ciudadano en contra del último lío del tándem Hila-Pastor. Ahora, en el Ajuntament dicen que el ‘merendero' fue un lapsus de la regidora, que se refería sólo a mesas públicas donde comer el bocadillo, sin negocios de por medio. También afirman que el urinario es imprescindible para que la gente no se vaya debajo de las matas. Y que no habrá ampliación de la explanada. Veremos. Cort no sabe ni explicarse ni comunicar. Cuando sus responsables abren la boca parecen el volcán de La Palma. Ése es el verdadero drama.
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