Desde que, a través de la Revolución bolivariana y chavista, el pueblo tomara electoralmente el poder –sucedió en 1998–, no son casuales los rechazos ni los fracasos electorales de la derecha venezolana y de su padrino, el Tío Sam. Una vez más, hay un terrorismo mediático sin precedentes que se ve cada vez más poderoso y pretende acusar al Gobierno bolivariano y chavista de la culpa de las gravísimas y genocidas dificultades socioeconómicas, inducidas por el imperialismo yanqui y sus lacayos. Cuánto cinismo, hipocresía, cobardía y falsedad.
Todo ello está calculado al milímetro por aquello de que la mentira repetida cien, mil, o como en este caso millones de veces, convertirlas en verdades. La práctica totalidad del pueblo venezolano respalda las sanciones del Imperio como a menudo sucede a lo largo y ancho del mundo, especialmente en América Latina y el Caribe. El chavismo cuenta con victorias en veinte de los veintitrés Estados en presencia de más de 300 observadores internacionales de 55 países –más de 30 de la UE– y de la prestigiosa Fundación Carter del expresidente de EEUU, que por activa y pasiva ha reconocido públicamente que el sistema electoral venezolano, además de ser más fiable que el estadounidense, es uno de los más fiables del mundo.
El secretario de Estado estadounidense Anthony Blinken y sus lacayos de la UE, desesperados, desarmados ideológicamente y sin argumentos serios, realizan acusaciones ridículas y falsas. Critican al Gobierno de Maduro. Tildan de viciados y poco democráticos los comicios venezolanos del 21 de noviembre. Aseguran arbitrariedades y acusan a Maduro de ser el principal responsable del alto grado de abstención. Destacan, asimismo, el acceso desigual a los medios de comunicación.
Basta recordar el ‘prohibido olvidar' de la patria bolivariana, chavista y socialista. Más del 80 % de los grandes medios de difusión nacional y extranjera a que tiene acceso el ciudadano venezolano es 100 % de derecha o extrema derecha, antichavista, antiprogresista y antisocialista o, sea, defensora a ultranza del neoliberalismo. Por otro lado, en cuanto al acceso desigual en los grandes medios, cabe decir que el enemigo no está en condiciones de hacer la más mínima critica a Venezuela. Basta citar cómo funcionan los mismos en el Estado monárquico español, gobernado por el nuevo PSOE y Unidas Podemos, una coalición socialdemócrata, socialista, marxista y comunista.
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