He soñado que me afeitaba. Y al despertar e ir al baño, casi me caigo al ver mi rostro en el espejo perfectamente rasurado. Por un momento he sentido miedo, como una suspensión de la realidad. Todo era posible y resultaba aterrador. Un poco lo que nos pasa a todos últimamente, creo. Lo que pensábamos imposible se ha hecho cotidiano y así andamos todos, vociferando y dando lecciones gratuitas.
Después, he ido recordando que en la tarde de ayer me pasé la máquina. Suelo hacerlo los fines de semana, entre semana ando demasiado liado. Cuando me he calmado, se me ha ocurrido que de esta forma, de un malentendido, nacen muchas narraciones, tal vez las más inquietantes. Que nuestras vidas se han convertido en narraciones inquietantes es un hecho que pocos se atreverán a contradecir.
¿Será todo fruto de un malentendido? ¿Qué ocurriría si todo lo que soñáramos se hiciera realidad a la mañana siguiente? No nos queda otra, en fin, que sentarnos a escribir nuestra propia historia. Vamos a ello.
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