El otro día, cuando iba a comprar los periódicos y nuestra fragata rumbo al Mar Negro para detener a los rusos en la invasión de Ucrania estaba a la altura de Sicilia, me tropecé en una esquina con un sujeto al que no veía hace más de treinta años, y ni siquiera vive en Mallorca. Lo eludí haciéndome el distraído, naturalmente, pero la rara coincidencia no acabó ahí, porque al doblar la esquina me encontré también con una antigua amiga, o una mujer muy parecida a ella, que estaba tomando café en la terraza de un bar. En este caso fue ella la que no me reconoció, gracias a Dios. Considerando que desde hace años sólo salgo de casa para comprar periódicos y que mis conocidos en esta ciudad no llegan a la docena, la probabilidad de esta doble coincidencia, triple contando la fragata, era casi microscópica y daba que pensar. No mucho, pero algo.
Coincidencias
Palma30/01/22 3:59
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