Fábula de la muerte en sí
La vida evoluciona sin cesar, pero la muerte también. Más incluso. No tenía el mismo aspecto en el Paleolítico, cuando solía adoptar la forma de dientes y garras, que en la Grecia de Pericles donde era una cuestión de honor (aunque Pericles falleció en la gran epidemia de Atenas), o en la China de la dinastía Han, donde al ser bastante confucianos, la muerte era la forma sin forma. En la Edad Media era una calavera o un esqueleto, con capa negra, capucha y guadaña (a veces jugaba al ajedrez), y en el Renacimiento el pintor Durero, en El caballero y la muerte, nos dejó la imagen de un anciano con un reloj de arena en un pálido jamelgo desvencijado. Pasarían siglos hasta que Pavese escribiera aquello de Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, como prueban los numerosos autorretratos de Durero. No, no tenía los mismos ojos.
También en Opinión
- Ya es oficial: La Seguridad Social te regala cinco años más de cotización si cumples este único requisito
- Fin de la odisea para los 55 viajeros del Imserso: «Ni siquiera había asientos para todos, qué desastre»
- La indignación de Isabel Ruiz sobre la odisea del Imserso en Málaga: «Nos dejaron tirados y ahora nadie se hace cargo»
- Un restaurante del Port de Pollença se expone a 60.000 euros de multa por tenencia ilegal de pulpo
- Las borrascas no dan tregua a Mallorca: esto es lo que anuncia la Aemet
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.