Hace pocos días, me comentaba una amiga peninsular afincada en la Isla y encantada con ella que no entendía muy bien los códigos imperantes de por aquí, tanto en general como (ante todo y sobre todo) a la hora del ligoteo, y al final, acabamos riéndonos con la frase que ella utilizó para rematar el asunto: «Pasa como con los intermitentes al conducir, porque como aquí nadie los usa, pues nunca sabes si el de delante va a ir de repente en una dirección que no te esperas».
Y después de comentar la broma y el chascarrillo fácil (y de la posterior indignación de constatar quienes usamos vehículo propio que ciertamente lo de aquí en la carretera respecto a la ausencia de señalización es algo digno de estudio, porque sepan ustedes y quede bien claro que es MUY DESAGRADABLE tener que adivinar qué santas narices va a hacer el/la que va conduciendo delante de ti, y lo pongo así, en mayúsculas, por si vd. es uno/a de esos/as), me quedé pensando en que desde luego, tiene que ser muy, muy lamentable que haya tantas parejas que no lleguen a consumarse por la adecuada falta de señalización a la hora de comunicar sus intenciones a la otra persona, cuando en realidad sería tan sencillo como poner ese intermitente antes de tomar la correspondiente salida, facilitando así el camino a los demás.
Así que ya saben: en el Eros, como en tantas otras cosas de la vida, las señales, cuanto más claras, mejor para todos/as.
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