Nuestras ciudades reproducen de la forma más cruda y despiadada una de las realidades que asolan el mundo de hoy: la desigualdad. Esta desigualdad separa zonas y barrios con fronteras visibles e invisibles. Es una desigualdad de la que nacen marginación y estigmatización, que determina la esperanza de vida de quienes habitan en cada barrio. Cada ciudad tiene sus zonas marcadas a fuego con esa imagen de marginalidad y violencia que los medios se encargan de fomentar y las instituciones públicas de esconder cuando no negar. ¿Qué hacer para combatir esta injusticia? ¿Cuál puede ser nuestro papel? ¿Tenemos derecho a quedarnos con los brazos cruzados mientras vemos cómo la gentrificación destruye nuestras ciudades, mientras tomamos conciencia de que nuestros hijos nunca podrán pagar la vivienda en la que vivieron, mientras cada vez son más las personas que esas ciudades convertidas en parques temáticos para turistas empujan a las periferias?
Arte y cultura
Palma28/04/22 3:59
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