Cuando Norman Mailer –que mientras esperaba el Nobel que nunca le iban a dar se encontraba aquel mes de octubre de 1974 en Kinsasa cubriendo el combate para la revista Playboy– le pidió a Alí que le permitiese ir a correr algún día con él, este le citó en su campo de entrenamiento de Nsele a las tres de la madrugada.
Alí ponía el despertador cada día a esa hora para salir a correr porque la pelea se había programado para las cuatro y media. Aquel iba a ser el acontecimiento deportivo más importante del año, pero los americanos querían verlo tranquilamente sentados frente al televisor una vez hubieran terminado de cenar. Mailer llegó a Nsele directamente desde el casino.
La pasada semana, en Eugene, Fred Kerley se proclamó campeón del mundo de los 100 metros lisos y como las ocho de la tarde en Oregon son las cinco de la mañana en Europa, aquí la mayoría no nos enteramos de que había corrido en 9.86 hasta el telediario de las tres de la tarde. El año pasado en los Juegos de Tokio solo pudo ser segundo, y entonces la prueba nos pilló a la siete de la mañana, con la mitad de la población durmiendo y la otra camino ya del trabajo, por lo que no puede sorprender a nadie que muchos se pregunten todavía hoy quién es este Kerley y qué hace. Porque en Kinsasa Alí tenía enfrente a Foreman, pero aquí algunos seguimos preguntándonos si ha pasado algo con Usain Bolt.
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