Todos hemos tenido dieciocho años en algún momento y la mayoría lo recordamos. Incluso se nos desata la sonrisa o el bochorno al hacerlo. Éramos cachorros revoltosos y juguetones que algún día, con el paso de los años y de los golpes, nos convertiríamos en lo que somos ahora. Yo, qué quieres que te diga, me prefiero a mí misma a los 18 mil veces antes que a la yo actual. Todo eran ideales, planes, anhelos... y, sobre todo, alegría. Una alegría despreocupada y desbordante que te llevaba en volandas, de una idiotez a otra, algunas salvajes, otras simplemente divertidas. Estábamos explorando el resbaladizo terreno de la vida y en unos momentos dominaba la fuerza de la razón –y las advertencias agoreras de nuestros mayores, que entonces tenían mi edad– y en otros te dejabas llevar.
Cachorros
Palma09/10/22 3:59
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3 comentarios
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Ja creixeran... però, mentrestant, com n'hi hagi una guarda que decideixin passar de paraules a fets, després vendran es plors.
Un buen artículo, VALIENTE , viniendo de dónde viene, y que pone un poco de cordura ante un LINCHAMIENTO al estilo TORQUEMADA ..es decir con TINTES POLITICOS que apestan.
És de molt mal gust el que va passar