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No se puede tener todo. Ignoro por qué. La vasta literatura sobre el asunto no lo aclara, pero no se puede. Debe ser una ley física. Ni todo ni apenas un poquito. Por eso se siguen escribiendo novelas a millares, y poemas, no ya para tenerlo todo, sino para tener algo. No suele dar resultado, aunque ayuda a pasar el tiempo. Yo siempre quise tener una amante polaca que se llamase Malgorzata, un nombre muy excitante, pero no pudo ser y a mi edad ya no estoy para amantes. Me moriré como un capullo sin satisfacer ese gusto, ni disfrutar de esa Malgorzata siquiera un día, habrá que joderse. Y por qué. Bueno, por una cuestión física referente al espacio, el tiempo y la materia. No digo que no haya cierto componente intelectual, incluso espiritual, pero el grueso de la frustración ante tamaña carencia es muy físico, y aunque me encapriché hace cincuenta años con esa polaca ilusoria por el nombre, que mola muchísimo, sólo con palabras no basta. Lo que yo quería, en fin, es lo que quería, y como con tantas otras cosas de la voluntad, la física estándar no me lo ha permitido. Ni siquiera llegué a conocer a ninguna Malgorzata, ni buena ni mala, ni guapa ni fea, ni lista ni tonta y eso que me habría alegrado con cualquiera que se llamase así.

Me encantan los nombres de las cosas, pero ya me he cansado de esperar que las palabras del mundo físico hagan algo por mí. Recuerdo que el gran físico Niels Bohr, uno de los padres de la mecánica cuántica y Nobel de Física hace ahora un siglo, en 1922, aseguró convencido que la obligación del físico es crear metáforas y conexiones mentales. Es decir, lenguaje. Literatura, poesía. Relato, dicen ahora. Y aunque en eso están nuestros físicos teóricos, y disponemos de muchas más metáforas que hace un siglo, eso no quiere decir que la literatura, análogamente y por su parte, pueda formular ecuaciones y leyes físicas, o generar auténtica materia, de la que se puede tocar. Lo prohíbe la física estándar, que es con lo que vengo tropezando toda la vida, y de viejo ni les cuento. Vale que no se pueda tener todo, pero un poquito… En cuanto a Malgorzata, mejor olvidarla. Debe ser un capricho, una metáfora, una conexión mental errónea.