TW
7

Pues sí, entre todos la mataron y ella sola se murió. Ese viejo dicho lo podemos aplicar a pies juntillas a Ciudadanos, un partido a punto de desaparecer, entre otras razones por la evanescencia de sus líderes.

Creo que la puesta en marcha de Cs fue una buena idea, porque si algo necesitaba nuestro sistema parlamentario era un partido de centro, un partido capaz de pactar a derecha e izquierda, un partido que impidiera que la gobernación de España dependa de los partidos nacionalistas que lo que pretenden es poner en jaque nuestro sistema constitucional. Lo hemos vuelto a ver con el recién celebrado debate parlamentario: a los partidos nacionalistas poco les importa el bien común, a ellos solo les importa que vaya bien en sus territorios.

No sé si lo que quede del naufragio de Cs servirá de cimiento para un nuevo partido de centro, pero vistos los mimbres soy escéptica. En realidad, la puesta en marcha de Cs fue una buena idea pero sus líderes han fallado con estrépito. No han estado a la altura de esa idea. Primero fue Albert Rivera el que perdió el rumbo, después la decepción vino con Inés Arrimadas y ahora con Edmundo Bal. Así las cosas las encuestas auguran el fin del partido naranja, enfangado ahora en una pelea de gallos por quedarse con los restos del naufragio.

Arrimadas ha demostrado que le falta consistencia como líder. Y ya lo siento porque la verdad es que yo estuve entre quienes creyeron que tenía más cuajo como líder que el mismísimo Rivera. En cuanto a Bal, sin duda es una persona sólida en cuanto a formación pero a la vista está que no termina de saberse manejar en los ‘pasillos' de su propio partido.

¿Qué van a hacer los votantes de Cs en las próximas elecciones? Es difícil saberlo, algunos quizá decidan votar el PSOE, otros al PP, otros quedarse en casa, es difícil saberlo, pero seguramente todos tendrán el regusto amargo de haber apostado por una opción cuyos dirigentes no han sabido estar a la altura de lo que las siglas Ciudadanos representaban.