Esa suerte de cazurrería controlada que al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, le gusta cultivar, le jugó una mala pasada el otro día: se le descontroló. Hablando de los médicos, de la escasez de médicos en el mundo rural, vino a decir que para atender a la gente de los pueblos no hace falta que sean unos lumbreras como los cirujanos, puso como ejemplo, del hospital de Valdecilla. El bueno de Revilla habla mucho, pero no siempre piensa tanto como habla, o no siempre antes de hablar.
Es un mal común que no le afecta sólo a él, pero a otros se les nota menos porque no hablan tanto. Revilla, además, está convencido de que dice verdades como puños, o, cuando menos, diríase que pretende convencer de ello a los demás, pero eso de que para ocuparse de los paisanos basta y sobra con médicos normalitos de los que han sacado notas raspadas en la carrera, más que una verdad como un puño es un puñetazo a la verdad. Para ser médico rural, de cabecera, hay que saber mucho, y mucho de todo además.
Revilla y los médicos
Palma22/02/23 0:29
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