Como la Navidad o el Año Nuevo, la celebración del 8 de marzo como día de la mujer (antes era trabajadora, ahora no se sabe) se ha convertido en un tedioso rosario de buenas palabras completamente vacío de contenido. Como mujer, de entrada impediría que los hombres hablen del tema porque jamás de los jamases, por mucha imaginación que tengan, podrán ponerse en el lugar de cualquiera de sus compañeras hembras, sean madres, hermanas, esposas, hijas o colegas laborales. Eso para empezar. Y después restringiría el debate al asunto basal: lo económico. Conozco a muchas mujeres, cada una con sus penurias y grandezas, pero me consta que todas ellas habrían vivido de otra forma si hubieran tenido suficiente dinero para tomar decisiones que estaban fuera de su alcance. Hay miles de versiones del feminismo, tantas como problemas se derivan del hecho de ser mujer, amplificado en el caso de ser madre, enferma o vieja. Imagino –imposible ponerse en la piel si no lo eres– que se agravará todavía más si eres inmigrante de otra raza u otra religión.
Dichoso 8-M
Palma10/03/23 0:29
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1 comentario
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Considero un error que els homes no poguem opinar sobre feminisme. Clar que no ho sentim en primera persona però sí que podem empatitzar i sovint som més feministes que algunes dones. Si la meitat de la població no s'implica, el moviment perd força i si no ens volen, podem perdre tot l'interès, és a dir, un error