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La presidenta del Partido Popular y candidata al Govern, Marga Prohens, ha facilitado a sus oponentes políticos un potente antídoto frente a sus ataques. En una semana ha logrado ser protagonista en el Congreso de los Diputados, y no para bien. Que se lo recuerden a Gabriel Cañellas, cuando Felipe González llevó al hemiciclo el ‘caso Túnel’. Ya saben como acabó la cosa. No resulta fácil adivinar cómo una dirigente con cierta experiencia puede cometer en apenas una semana dos errores tan garrafales como el de acudir a un almuerzo multitudinario con José María Rodríguez y calificar de tontería la mejora de las condiciones laborales de las camareras de hotel. Está claro que no es una cuestión de bisoñez, son dos errores graves de cálculo, como lo demuestra el entusiasmo con el que la bancada gubernamental en Madrid se ha dedicado a atacar a Prohens.

Los patinazos han sido importantes, pero cuesta creer que acaben siendo determinantes en una carrera a la que todavía le queda trecho por recorrer hasta el 28-M. La izquierda, creánme, tiene problemas más serios por delante; incluso en el Govern. Francina Armengol tiene que ser consciente de que la cita electoral de mayo genera muchas dudas en cuanto al resultado, y no precisamente por parte del PSIB. Los socios imprescindibles para poder conservar el poder, Més y Unidas Podemos –o lo que resulte con Sumar–, tampoco puede decirse que vivan su mejor momento. Cierto que se está a las puertas de semanas decisivas, pero creer que los tropiezos de Prohens han salvado las elecciones es un error, por mucho que se cuente con el vocerío madrileño de la carrera de San Jerónimo.

Con todo, lo más trascendental es la lectura que de todo lo sucedido se ha hecho en la sede nacional del PP. Habrá que esperar, por tanto, la reacción del equipo de Alberto Núñez Feijóo a las dos pifias de su mujer en Balears. Será fácil adivinarlo, bastará con analizar quienes envían para arropar a Marga Prohens en su carrera al Consolat de Mar. La respuesta se esconde en las próximas encuestas.

Los tiempos preelectorales siempre son complicados. Que se lo digan al excandidato socialista al Parlament Oriol Lafau, que ha declinado su participación al trascender que era padre por gestación subrogada. Las Islas han dado a luz a la primera víctima política de Ana García Obregón. Lo que ocurre aquí no sucede en ningún otro lugar del mundo. La hipocresía no tiene límites en los tiempos actuales.

El colapso asegurado

Los taxistas aventuran, y tampoco hay que haber estudiando en Salamanca, un verano complicado en las carreteras mallorquinas durante esta temporada; en especial en los accesos a Palma. Digamos que nada nuevo. Pero es que ya se acumulan los veranos en los que se repite la misma cantinela sin que se lleguen a tomar decisiones coherentes. Algunos políticos y expertos abogan por el decrecimiento turístico, pero algunos organismos públicos evidencian que su estrategia es muy distinta. El Consell frena las plazas turísticas mientras AENA concede cada año más y más permisos para la llegada de aviones, una contradicción flagrante que deja al desnudo la inutilidad de cualquier planificación de estrategia turística en las Islas; excepto la de seguir castigando a los ciudadanos.