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Cosas pascuales las hay a montones, casi tantas como cosas navideñas, y la mayoría son viandas, porque cómo vas a celebrar una fiesta espiritual si no es comiendo y bebiendo de modo ritual. Sin embargo, con escoger unas cuantas ya vamos servidos, muchos domingos de Pascua se han echado a perder por exceso de elementos pascuales. Los huevos de pascua, duros y pintados de vivos colores (mi abuela los pintaba con jugo de espinacas y remolachas), están extendidos por todo el mundo, y hay que ser muy excéntrico para no tener hoy algunos en casa, escondidos en lugares impensables. El año pasado encontré en la estantería, tras una docena de filósofos pirados, uno pretérito de Dios sabe qué felices pascuas. Con razón apestaba ese estante. En fin, huevos duros vale, pero por ejemplo, no hace falta acumular hoy cirios pascuales, ni siquiera conejos de pascua. Son cosas que complican la festividad, y el cordero pascual a la luz de los cirios pierde mucho. El cordero como tiene que ser es al ajillo. Me recuerda que las sopas de ajo también son típicas del día en muchos sitios, y como mejor saben es leyendo El ángel más tonto de mundo, de Christopher Moore (un tipo de Ohio) mientras te las comes. Ese libro, incluso sin sopas, es muy aconsejable para hoy, ya que aunque de ambiente navideño, es uno de los escasos libros felices que existen, y está lleno de resucitados. Navidad o Pascua, en definitiva, vienen a ser lo mismo en materia de lectura. Otro libro muy feliz, aunque mejor acompañado de panades, joya pascual del planeta, es El bosque de los zorros, del finlandés Arto Paasilinna, que ya en la primera página te sorprendes más contento que unas pascuas, y deseando que todo acabe bien para los inmorales delincuentes protagonistas. Y claro está, no nos olvidemos las monas de pascua, de repostería o chocolate, un privilegio balear, catalán y valenciano de lo más identitario. Demuestra que nadie en el mundo tiene agallas ni talento para celebrar las fiestas mejor que nosotros. Escojan sus propios elementos pascuales. Que nadie les haga la pascua, hágansela ustedes mismos. Y recuerden que mañana todavía es fiesta y debe sobrar algo. Felices Pascuas.