Estamos en vísperas de las elecciones municipales y autonómicas en las que, si nos atenemos a las encuestas, PSOE y PP están muy igualados. Pero, más allá del devenir de socialistas y populares, seguramente en estas elecciones se va a certificar, no solo la mala salud política de Ciudadanos, sino puede que incluso su desaparición.
Lo cierto es que Ciudadanos era un partido necesario pero sus dirigentes han malgastado todo el crédito electoral que al principio obtuvieron en las urnas.
Albert Rivera no supo estar a la altura del proyecto político de Ciudadanos y lo hundió e Inés Arrimadas le ha terminado dando la puntilla. A Rivera le fagocitó Madrid y el liderazgo de Arrimadas ha terminado siendo irrelevante.
Por las equivocaciones de los líderes del partido naranja, muchos ciudadanos de a pie se han quedado huérfanos electoralmente. Y es que un partido de centro tenía un rol importante que jugar, entre otras cosas pactar a derecha e izquierda, unas veces con el PP y otras con el PSOE, para evitar que estos partidos se conviertan en rehenes de los partidos nacionalistas, que es lo que vienen siendo en ausencia de mayorías absolutas.
Habrá que esperar al resultado en las urnas, pero me parece a mi que la nueva dirección de Ciudadanos tampoco está siendo capaz de reanimar el partido haciéndolo creíble. En realidad este partido se ha ido convirtiendo en irrelevante, tanto que con gran pesar, muchos de sus votantes, como indican las encuestas, votaran otras opciones.
No sé qué pensarán Albert Rivera e Inés Arrimadas al estar asistiendo al naufragio de un proyecto tan brillante como necesario que ellos solitos han laminado.
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