Verdades hay a millones, más que mosquitos. Las hay grandes como catedrales y pequeñas como bacterias; hay verdades lujosas, palaciegas, y verdades ocultas entre la mugre de las alcantarillas. Y por supuesto, hay verdades corrientes y molientes, digamos para salir del paso, irrelevantes. Pero no vamos a hablar de ninguna de estas verdades, en su mayoría de usar y tirar, sino de la verdad en sí, con mayúscula, con tipografía musculosa y serifas de remate, generalmente grabada en piedra, que es un invento exclusivamente humano, a la vez extravagante y terrible. ¡La verdad! A ningún animal ni criatura extraterrestre se le podría ocurrir semejante chifladura, es un rasgo único de nuestra puta especie, y a la vez una herramienta de poder. La mejor. Lo que explica su pervivencia a estas alturas, cuando casi todas las verdades han sido desmentidas. Salvo la verdad propiamente dicha, que si no existe se inventa. Verdades religiosas, nacionales, económicas, políticas, morales, de género… Hay donde escoger.
Grandes inventos. La verdad
24/07/23 0:29
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La verdad es un ejército móvil de metáforas, metonimias y antropomorfismos. Ésta es del intensito Nietzsche.