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Últimamente me estoy dando cuenta de que las órdenes ya no se nos dan con rodeos, ni con disimulo, ni con nada que pueda suavizar el alcance de las mismas. No. Ahora se nos dice lo que tenemos que hacer directamente (‘dímelo a la cara’). Es verdad que no hay nada como la sinceridad, porque todo se entiende mejor. Agradecemos mucho la ausencia de remilgos, caprichos o subterfugios que en el fondo no nos sirven. Por eso yo hoy me he alegrado al saber que la Policía nos está pidiendo que no salgamos con el coche a la calle a no ser que sea del todo imprescindible. Fantástico. Te lo dicen así y ya no tienes dudas; todo te queda de lo más claro. No se sale y punto. ¿Y por qué?, te preguntas luego, cuando consigues reaccionar. Pues para que los turistas puedan transitar cómoda y libremente por la ciudad. Para que no tengan que soportar atascos, colapsos y demás incomodidades que puedan trastocar su visita a la isla. Por favor. ¿Y por qué no nos lo pidieron antes? Si nosotros somos más dóciles que Copito de Nieve… Sólo faltaría que nos fuésemos a oponer. Nosotros nos quedamos en casa y el asunto ya está arreglado. Nada de Operación Nube para descongestionar las avenidas. Operación Retirada, la llamaría yo. Porque la Retirada es algo que dominamos con inmensa soltura. El idioma, por ejemplo, ya lo tenemos bastante retirado (dentro de poco se nos olvidará cuál era). Nuestra presencia pronto será fantasmal. Puede que, de vez en cuando, los turistas nos señalen y cuchicheen algunas palabras a nuestro paso: ¡un aborigen!, exclamarán. Yo, por si acaso, rebuscaré en los armarios de mis antepasados para ver si encuentro un vestido de pagesa, puesto que, de seguir así, puede que la próxima orden sea vestir a l’ample. Y bien elegantes que estaremos todos, con el rebosillo y las alpargatas. Ya me estoy frotando las manos. Será verdaderamente maravilloso revivir aquellos tiempos y apartarnos del paso de los extranjeros mientras ellos nos miran atónitos y agradecidos. A lo mejor deberíamos aprender todos unos pasos de ball de bot con los que agasajar a nuestros visitantes. No hay como ser generosos y brindarles un hermoso souvenir. Y, en fin, si la cosa no funciona, mucho me temo que lo próximo sea emigrar.