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Ponernos a la cola es algo que no nos gusta nada. Es un fastidio. A quién no le ha pasado alguna vez llegar entusiasmado a algún lugar que desea visitar con ilusión y tener que hacer cola durante mucho rato y, por supuesto, de pie. Y aún hay algo peor: que después de horas de cola te quedes sin poder pasar. Yo recuerdo algunos casos así. Me pasó una vez en un teatro. Las colas son algo pesadísimo que querríamos poder evitar. Pero bueno, si no hay más remedio, se hacen y punto. Otra cosa muy diferente son las colas por gusto. Hacer cola por gusto es un disparate. Por ejemplo, este verano se está hablando mucho de las larguísimas colas que se forman en la isla para ir a una playa determinada. ¿Habrase visto una cola más tonta? ¿Acaso no hay suficientes playas, incluso algunas todavía bastante recónditas y poco visitadas? Pues no. Resulta que todos los turistas quieren ir a las mismas. Qué caprichosos, los turistas. Este verano todos tienen el antojo de ir al caló des Moro, según los informativos. Y no los bajas del burro. Los ves allí, desde primeras horas de la mañana, con la neverita y la sombrilla esperando en fila india para poder llegar y, si hay suerte, encontrar un rinconcito donde aposentarse. Vale que yo no soy mucho de playas, por ejemplo. Y claro, semejante espera no me cabe en la cabeza. Pero, si me encantara ir, me buscaría otra. ¿O es que cuando hacemos cola en los lavabos del cine no entramos en el primero que se desocupa? Pues viene a ser lo mismo. Si no se cabe, no se cabe. Y te vas con la neverita a otra parte. Está chupado. Pero parece que no. Hay viajeros que, a tozudos, no les gana nadie.
Ahora me acuerdo de que el verano pasado fui a la Torre des Verger -también conocida como torre de ses Ànimes-, en Banyalbufar, y por primera vez en mi vida (llevo una cincuentena de años yendo) pude ver una cola de gente para subir a lo alto. Inaudito. ¿Qué está pasando? ¿Será que si no subes no vale la visita? ¿No sirve una foto desde abajo para colgar en Instagram? En serio, ya no sé qué pensar. Este verano no pienso ir. Para qué. Yo pensaba que a nadie le gustaba hacer cola (precisamente por eso existe la gente que se cuela). Pero ahora ya no estoy tan segura. Hacer cola mola.