El contexto existe desde siempre, desde el primer instante del Big Bang, aunque tardó bastante en inventarse. De hecho, durante milenios lo único que había era contexto, y nada de texto, por lo que la gente ni se había enterado ni le importaba un bledo tal contexto. Era lo que hay, el entorno físico, metafísico y mental, y con eso había que apechugar te gustase o no. A nadie le gustaba, pero como aún no tenía nombre, ni siquiera te podías quejar. En aquél tiempo, los quejicas y llorones estaban mal vistos, lo tenían crudo, y el contexto no toleraba victimismos. Te sacaban a patadas de la cueva. Donde el contexto, hostil y ecológico, te aniquilaba en dos días. Los gramáticos fueron los primeros en fijarse, mucho después, que incluso el sentido de las palabras depende del entorno lingüístico, y sin él nada significa nada. Palabra sacada de contexto, palabra que se pudre en pocos segundos, y además hiede. Casi se había inventado el contexto, pera faltaba el ajuste. Si las palabras exigen un contexto para ser comprendidas, los hechos también. Y las personas. Y todo. Por lo que el concepto de contexto se amplió a la maraña de circunstancias, casi infinita como suelen ser las marañas, que configura el entorno material, cultural y simbólico de cualquier hecho, idea o criatura. Que tampoco tenía sentido sin su correspondiente contexto.
Grandes inventos. El contexto
Palma04/09/23 0:29
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