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En los últimos días, el mundo ha sido testigo de un nuevo brote de violencia en Oriente Medio con, una vez más, cifras alarmantes de israelíes muertos que llenan los titulares. Pero en medio de estas trágicas cifras, la pregunta que a menudo se pasa por alto es: ¿Por qué los palestinos están muriendo todos los días, sin juicio, sin derechos, jóvenes y niños, durante más de 70 años?
Se cuestiona qué habría sucedido si en lugar de Hamás en Palestina, un grupo terrorista ucraniano hubiera atacado Rusia. ¿La condena habría sido la misma?, ¿se habría apoyado a Rusia con la misma unanimidad con la que se apoya a Israel?

Palestina no es Ucrania. Es una afirmación simple pero profunda, una realidad que a menudo se ignora. Los palestinos carecen de la atención, los nombres y los homenajes que otras causas reciben. No tienen la similitud que despierta empatía, no son los ojos azules que se nos presentan cercanos. De hecho, la mayoría se inclina a favor de Israel, respaldando la narrativa que ha sido moldeada por el poder. De hecho, Zelenski apoyó firmemente los últimos ataques israelíes.

En medio de esta contienda, persiste la dura realidad de que Palestina no recibe el mismo trato que otras naciones en conflictos similares. La comunidad internacional debería ofrecer un apoyo uniforme a todas las partes, sin importar los intereses geopolíticos que puedan prevalecer por encima de la moral. La indiferencia hacia las vidas humanas no debería ser la norma.

En este enfrentamiento desigual, los palestinos enfrentan asedio y persecución diarios. El Estado israelí ejerce una continua violencia sobre el pueblo palestino, bombardeándolo e invadiéndolo a diario. Además, los palestinos son sometidos a una tortura económica, privándoles de bienes y servicios esenciales. Se les niega el acceso a fuentes de agua dulce, mientras sus acuíferos son destruidos, lo que perpetúa su dependencia.

La paz no se limita a la simple ausencia de la guerra. Desde la declaración Balfour, Occidente ha descuidado a Palestina durante gran parte del siglo XX. Es hora de que rompamos los lazos con los conflictos del siglo pasado, como la desintegración de la Unión Soviética, o el desgarro a un pueblo de su tierra. No debemos olvidar que aproximadamente 2.000 millones de musulmanes en todo el mundo siguen de cerca lo que sucede en Palestina, dada la importancia de esta tierra tanto para el mundo musulmán como para el cristianismo y el judaísmo.