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Siempre pensaba en lo inesperado como en algo positivo, que te sacaba de la rutina, y aunque te sorprendía y quizás no fuera lo mejor, te permitía aprender mucho en poco tiempo. Pero desde que Trump ganó las presidenciales del 2016, son muchos los hechos inesperados que han sucedido, de los que sacamos lecciones, pero que nos han aturdido. La pandemia, la invasión de Ucrania, el fracaso de Putin, el ataque de Hamás, o la reacción desproporcionada de Israel, son trances que no estaban previstos.

La victoria de Trump fue impredecible, no solo porque Clinton lideraba los pronósticos, sino porque parecía imposible que un líder excéntrico, arrogante, agresivo y sin experiencia política pudiera llegar a la Presidencia. La ciudadanía aprendió y en el 2020 votó el deseado cambio. Pero a pesar de su polémico mandato, el ataque al Capitolio y los juicios en curso, Trump pretende volver a competir en las presidenciales de 2024.

Cuando se declararon los primeros casos de COVID en Wuhan (2019), nadie imaginó que el virus se extendería por todo el mundo, causaría millones de muertes, y una parálisis social y económica con enormes pérdidas. Nadie había previsto que se podrían detener los viajes y el turismo, suspender eventos deportivos y las celebraciones populares, y que durante semanas no se podría salir de casa para evitar la transmisión. Aprovechamos para aprender a comunicarnos y a comprar online y, ante la falta de suministros, la UE empezó a mejorar su autonomía.

Fueron también inesperadas la caótica salida de los EEUU de Afganistán (2021) y la guerra de Ucrania consecuencia de la invasión rusa a este país. Aunque Rusia se había anexionado Crimea (2014) y controlaba parte del Donbass, la resistencia del pueblo ucraniano a la invasión del 2022 y el fracasó de Putin al querer hacerse con Kiev, asombraron al mundo. Pero una guerra en Europa, en pleno siglo XXI, era impensable, y más lo es que, tras más de un año de contienda, un acuerdo de paz sea inalcanzable.

El reciente ataque de Hamás contra Israel sorprendió a propios y ajenos. Pasará a la historia como el gran fracaso del Servicio de Inteligencia israelí, que debía controlar las acciones de Hamás. Hombres armados secuestraron y mataron a israelíes en las comunidades fronterizas del sur, incluso un periodista de la televisión de Gaza registró el ataque desde Israel, algo que parecía imposible. Pero la reacción de Israel contra la población civil de Gaza, incumpliendo el derecho internacional humanitario, está sobrepasando también los límites esperables de una democracia.

Son demasiados acontecimientos inesperados y socialmente desafiantes. Siete años en los que lo inimaginable está sucediendo. Es claro que el mundo cambia y un nuevo orden se configura.