Me satisface observar como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada año el 11 de febrero, se va consolidando como una llamada de atención a la necesidad urgente de incorporar más mujeres a las áreas científicas y tecnológicas. Abordar los grandes retos pendientes en ámbitos como la salud o el cambio climático y avanzar en tecnologías estratégicas para la UE, requiere de todo el talento y no únicamente de la mitad.
Para ello, universidades, centros de investigación, gobiernos y organizaciones Internacionales como la ONU, la Unesco y la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) están emprendiendo acciones en apoyo de las mujeres científicas y para promover el acceso de mujeres y niñas a la educación, la capacitación y la investigación en los ámbitos STEM (Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas por sus siglas en inglés).
En esta línea es relevante el programa lanzado por SOHA (Spanish Open Hardware Alliance), la asociación que agrupa a los centros de investigación y universidades, que como la UIB, quieren impulsar la investigación abierta en tecnología y arquitectura de ordenadores incluyendo el diseño de chips, mediante la formación y atracción de talento, especialmente mujeres, hacia estos ámbitos, que son esenciales para avanzar en la autonomía estratégica de la UE y que generan puestos de trabajo de alta calidad.
Otra importante llamada de atención la hace la ONU hoy y cada 20 de febrero, designado como día Mundial de la Justicia Social, para recordar la necesidad de sociedades más justas y equitativas y de sistemas económicos basados en los principios de equidad, inclusión, trasparencia y democracia.
La justicia social es indispensable para lograr y mantener la paz entre naciones y la seguridad dentro de ellas, y sin paz y seguridad no se puede garantizar el respeto ni a los derechos humanos, ni a las libertades fundamentales. Así lo entendieron los padres de la UE que situaron la justicia social entre sus principios fundacionales.
La pasada Presidencia española del Consejo de la UE escogió la justicia social como una de sus prioridades, auspiciando reformas en el mercado laboral para garantizar derechos y avanzar hacia una UE más igualitaria con una economía fuerte, pero a la vez, más justa y solidaria.
Sin embargo, a nivel mundial, el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2024 prevé, para el 2024, un aumento de la tasa de desempleo y de las desigualdades sociales, y un estancamiento de la productividad. Estos datos son también una llamada de atención a emprender medidas globales y urgentes para mejorarlos, evitando así tensiones sociales, en beneficio de todos.
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