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El carrusel de la política española no tiene desperdicio, aunque -por desgracia para de los ciudadanos de bien- cada vez se aproxima más a los estándares de la política taiwanesa. No anda ya lejos el momento en el que diputados y senadores de nuestro país diriman a puñetazo limpio sus diferencias, las estrategias que marcan los dirigentes de los diferentes partidos se han acomodado en la lucha cuerpo a cuerpo. A toda la panda les salva que el personal está más ocupado en salvar su día a día que en atender la estupidez de nuestros dirigentes. Ahondar en esta senda garantiza el avance de los radicales, de uno y otro bando, para desgracia de todos. Anoten lo ocurrido en la vecina Portugal.

Las costuras del Estado ya han cedido, y no solo por la permanente zafiedad de los mensajes machistas del ministro Óscar Puente o la presencia de una mentirosa compulsiva como la vicepresidenta María Jesús Montero. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, promueve una ley de amnistía al independentismo catalán cuyos beneficiarios adelantan que seguirán incumpliendo la Constitución española con tal de lograr sus objetivos: un referéndum de autodeterminación para Catalunya. De paso, como regalo, han logrado paralizar la aprobación de los presupuestos generales de este año. ¡Bingo! No puedo confirmar si con todo este panorama Félix Bolaños sigue rindiendo homenaje a Onán autosatifaciéndose por sus éxitos.

Y es que para desviar la atención sobre el ‘caso Koldo’, el Gobierno no ha tenido otra idea que sacar a colación los incumplimientos fiscales de la pareja de la presidenta de la Asamblea de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aunque para ello haya tenido que saltarse las normas de discreción en las relaciones entre la Agencia Tributaria con los contribuyentes. Si el personaje en cuestión no ha cumplido con sus deberes tributarios es necesario actuar contra él con todas sus consecuencias, pero me da que las casualidades no existen. Moncloa ha pagado siempre muy caro su obsesión con Ayuso, y cuidado que al final la que tenga que marcharse no tenga que ser Montero.

No duden de que hay quienes disfrutan de esta lucha en el barro, ignorantes supongo de que quienes les pagan su sueldo público les aborrecen cada día un poco más. Esto es lo que ha logrado Pedro Sánchez y su tropa en los últimos meses, aceptar como bueno que hay que hacer de la necesidad virtud a cualquier precio es la prueba de la catadura moral de quienes dirigen estos momentos el país.

Catalunya, la clave

El cartucho definitivo del presidente Sánchez es el próximo 12 de mayo, la fecha adelantada de las elecciones al Parlament de Catalunya por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Sólo poniendo a Salvador Illa por delante de los independentistas y arrebatándoles el poder logrará el Gobierno superar el caos institucional en el que está inmerso, es imposible seguir adelante en la situación actual; empezando por un Carles Puigdemont que tiene como único objetivo ridiculizar a España. Hasta amenaza con regresar para forzar su detención (o no) y conseguir así más eco mediático. Es la última bala para intentar prolongar una legislatura que nunca debió comenzar en las actuales condiciones.