El 10 de marzo de 1940 el Club Deportivo Mallorca celebró su 24º aniversario y aprovechó el evento para inaugurar una placa con los nombres de los miembros del club muertos de la Guerra Civil. Había cuatro nombres, todos del bando vencedor, sobre el lema ‘Presentes 1936-1939'. Uno había sido su vicepresidente. Los otros tres eran socios. No había ningún jugador porque el único caído era republicano.
Jaime Gornés Vila era menorquín y jugó de delantero titular en el Mallorca la temporada 1930-31. La prensa presentó así su fichaje: «Se trata de un jugador muy valeroso y de mucho empuje. En la última temporada es el que hizo más goles». Era, sin duda, uno de los talentos del fútbol balear y por eso lo fichó al año siguiente el Constància de Inca. Cuando sobrevino el golpe militar, estaba casualmente en Palma para declarar en un juicio en defensa de un comunista asesinado en Menorca. Los falangistas lo atraparon el mismo 18 de julio de 1936 y lo asesinaron de una paliza. Su cuerpo yace todavía en algún lugar indeterminado de s'Arenal.
El primer nombre que aparecía en la placa colgada en 1940 era el del exvicepresidente Joaquín Crespí Coll. Durante la guerra sirvió como capitán de infantería en el bando sublevado y participó en la campaña del norte a las órdenes del general Mola. Murió en el frente de Legazpi (Vizcaya) el 23 de abril de 1937, tres días antes del bombardeo de Gernika. Tres semanas después, el Mallorca jugó contra el Baleares con un brazalete negro y le dedicaron un minuto de silencio.
El segundo nombre era el del socio Gabriel Mesquida Veny, militante falangista y también capitán de infantería muerto poco después de conquistar Gijón, en noviembre de 1937. El diario El Día publicó un perfil sobre él con tintes macabros: «Vieja guardia del Alfonso, joven guardia del Mallorca, salió voluntario para el frente, dejando aquí sus más caros afectos: madre, esposa, hijo… muñequito de tres años que se quedó jugando a la guerra y que esta mañana, en su feliz inocencia, continuaba con su fusil de madera matando rojos».
El siguiente en la lista era el socio Jaime Martínez Vaquer, maestro nacional y alférez de Infantería que murió en el frente del Jarama (Madrid) el 8 de mayo de 1937.
Por último, aparecía Damián Buades Marimón, conserje del estadio del Mallorca cuando jugaba en el ya desaparecido campo de Bons Aires, en la calle General Riera. Murió al final de la guerra, en la campaña de Cataluña de enero de 1939.
Junto a aquella placa había otra más antigua con el nombre del exjugador Paco Verd Estela, lateral izquierdo muerto en las guerras de Marruecos, con el lema ‘La Real Sociedad Alfonso XIII a su inolvidable Paco Verd, muerto gloriosamente en Kudia Tahar. 23 de septiembre de 1924'.
Todas estas placas se trasladaron en 1945 al nuevo campo de Es Fortí, el cual adoptaría después el nombre de su presidente, Luis Sitjar, militante falangista de Porreres. Poco tenía que ver políticamente con el fundador del club, Adolfo Vázquez, exiliado por su compromiso republicano.
En el estadio de Son Moix no hay ninguna referencia a la memoria de los caídos en la Guerra Civil. Si la merece alguien, es su exjugador cuyo cuerpo sigue todavía desaparecido.
4 comentarios
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Dr.OffensorBona explicació !!!
Tomeu09Estaven fets de la mateixa pasta que els dimonis de l’infern. Quan es deshumanitza a l’adversari polític, ja no estan matant éssers humans, sinó “untermensch” (subhumans). I en aquest paper de deshumanització i jugà un paper molt important la propaganda política escampada arreu pels mitjans de comunicació, que amb falsedats i calumnies, convertiren a milers d’innocents en objectius a erradicar. I ho feren de manera planificada, metòdica i sistemàtica durant la guerra i la dictadura.
Tomeu09Totalmente de acuerdo!
Muy bueno Don Manuel. Uno se pregunta de qué pasta debe estar hecho el ser humano para matar de una paliza a otro que no te ha hecho nada directamente, y seguramente tampoco indirectamente. No fue un caso aislado. Falange es un partido que todavía existe, y para mi, demostrando la enorme libertad que hay hoy en España, no debería prohibirse. Eso sí, estaría bien que Falange algún día pidiera perdón por las atrocidades cometidas en este país; muchas de ellas de una gran cobardía y saña. Eran como las SS locales. A ver si algún día se retractan.