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Mientras no entre en funcionamiento el tren entre Palma y Cala Rajada no queda más remedio que ir en coche o en autobús por la carretera de Manacor, que no es ni una autopista ni una autovía. Es un desdoblamiento, que no sé muy bien qué significa y donde la velocidad máxima son los 100 kilómetros por hora. El otro día, subiendo Xorrigo, me adelantó un Ferrari rojo a 150, aproximadamente. Pensé que iba a despegar y a atravesar el ‘chupa-chup’ de Son Gual. Ya saben. Entre Binicomprat y la rotonda de Es Revolt de Montuïri quien me adelantó fue una furgoneta de un pintor a unos 170 kilómetros hora. Iba más rápido que el Ferrari. Entre la rotonda de Es Cruce y el polígono de Manacor quienes me avanzaron fueron un autocar, que junto a un taxista rodaban una nueva secuela de Fast & Furious, ya saben, la película de acción y persecuciones suicidas. Seguí mi camino tranquilo escuchando a María Amengual y Xisco Díaz en Radio Nacional y en cuestión de minutos un tractor entre Manacor y Sant Llorenç taponó al Ferrari, a la furgoneta del pintor, al autocar, al taxista y también a mí, que cerraba el pelotón. Los profesionales que se encargan de promocionar Mallorca y exponen sus calas vírgenes y sus encantos olvidan algo muy importante: recomendar a los que vienen que no tengan prisa porque por mucho que adelanten siempre surge algo que frena lo anteriormente avanzado, vayas en Ferrari, furgoneta o autobús.