Protagoniza este texto suyo en el que cada noche sube al escenario a un actor diferente para que encarne a ese Lear/padre y viva su conflicto adentrándose en lo más hondo del ser humano. El actor desconoce por completo lo que va a ocurrir, no ha ensayado nada, va totalmente a ciegas al escenario entregándose por completo a lo que Andrea le pida. Teatro dentro del teatro, Andrea juega el papel de Cordelia, la hija repudiada de Lear, y el de directora de casting que dirige a ese Lear/padre diferente que cada noche sube al escenario. Le ayuda en esa labor Juan Paños, otro actor de raza que, a través de un pinganillo le va dictando el texto al actor, un texto escrito por Shakespeare hace más de cuatrocientos años que cada día es abordado por cientos de actrices y actores en todas partes del mundo. Compagina esa dirección de casting con momentos en que, fuera ya el pinganillo, Andrea dialoga con la persona del actor. Sin duda participar en esta experiencia ha sido uno de los momentos más intensos y bellos que he vivido en mi carrera como actor. La entrega es total, la verdad es total, en escena dos intérpretes desnudan su alma a un público que se identifica con su sufrimiento y su dolor, como lo hace también con su amor y su perdón. Interpretar teatro es dar, atreverte a darte por completo. Hacerlo así, a ciegas, sin tener ni idea de lo que te vas a encontrar, es pisar ese terreno de magia donde todo, absolutamente todo, puede y debe ocurrir. Para que el juego alcance toda su plenitud, ese público desconoce qué actor subirá al escenario cada noche acompañando a Andrea. Puedo decir que nunca he visto a un público más identificado y entregado en mi vida. Sus lágrimas arroparon las nuestras en todo momento. Gracias, Andrea, por haber creado este CASTING LEAR que da sentido a lo que hacemos y, sobre todo, a lo que somos.
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