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La actual movilización del antisemitismo en el mundo no tiene parangón desde los tiempos de Hitler, que tuvo como colofón el genocidio contra el pueblo judío. Es ese ancestral sentimiento de odio antisemita, sembrado durante siglos, el que hoy reverdece, con un nuevo disfraz de generosos idealistas, en los campus universitarios del mundo occidental. En él se han unido el radicalismo islamista puesto en marcha por Irán y la izquierda antisemita. Les une además la pulsión antiliberal, que se pone en marcha junto al antisemitismo de forma tan entusiasta como irresponsable y frívola. Incomprensible, a poco que pensemos cuál sería el porvenir de las feministas y de los grupos LGTBI en aquel territorio si la bandera palestina sustituyera a la israelí.

Serían merecedoras de apoyo las manifestaciones que pidieran la devolución de los rehenes y el alto el fuego para detener el derramamiento de sangre en Gaza, pero no las que aprovechan para llamar a la destrucción del Estado de Israel. En algunos sitios, como en España, se va más allá del apoyo a Palestina. Sin ir más lejos, en la acampada de la UIB se podía ver un cartel con un lema de Hamás llamando a la destrucción de Israel: ‘Des del riu fins al mar'. Algunos, hasta llegan a celebrar abiertamente la agresión de 7 de octubre.

La solución de los dos Estados forma parte del plan originario de la creación del Estado de Israel en 1948. No se ha hecho porque no la quieren ni uno ni otro, los israelíes, porque el Estado palestino tendría como objetivo primordial y expreso la desaparición física del actual Estado israelí, el exterminio que anuncia Hamás; los palestinos, porque no quieren renunciar a ese objetivo aceptando una solución que mantenga el status quo. Y ambos, por su mutuo odio histórico, hoy en alza tras el atentado terrorista de octubre y la dura respuesta israelí al ejercer el derecho inalienable de defender su territorio. La extrema izquierda que se moviliza indignada contra Israel nos afirman que defiende unos derechos humanos que no reclama para causas como la de las mujeres masacradas en Irán por no llevar el velo, los homosexuales ahorcados, unos derechos humanos que no existen en Corea del Norte, China, Cuba, Rusia…