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En un año compuesto por 52 semanas, hay una en particular que nos invita a reflexionar sobre África, recordándonos su existencia, su importancia y sus desafíos. Sin embargo, una vez pasada esta semana de atención momentánea, África tiende a desaparecer de nuestras mentes y corazones, a menos que algún evento trágico, como la llegada de una patera a nuestras costas, nos recuerde abruptamente su presencia.

Plantear un debate sobre la importancia del continente africano puede parecer una tarea absurda, ya que muchas veces lo vemos como algo lejano, ajeno a nuestra realidad. Sin embargo, analizar la relevancia de África desde una perspectiva social nos permite comprender su complejidad y diversidad. Con una población de 1.500 millones de personas, la realidad africana es tan variada que desafía nuestros estereotipos y prejuicios.

Es importante entender también que hablar de África sin especificar qué África estamos viendo es simplificar demasiado. África es el futuro, pero también es el presente. Si no ayudamos a África en sus momentos de necesidad, no podemos esperar recibir una mano de amistad en el futuro. Este continente vibrante está en constante evolución, recibiendo nuevos socios y abriendo horizontes, más allá de las guerras, las pateras, el hambre y la sequía que a menudo ocupan nuestros titulares.

Esta semana, la puerta de África se abre hacia nuestras islas. Tenemos en Palma una delegación de representantes de la ciudad de Tánger que buscan colaboración, cooperación y la construcción de puentes entre nuestra capital y la llave de entrada del continente africano. Esta oportunidad histórica podría marcar el primer hermanamiento entre nuestra ciudad y un vecino del sur, ofreciendo un rayo de esperanza en un mundo lleno de desafíos.

Desde la Fundación EuroÁfrica, se aboga por la creación de puentes entre los dos continentes, Europa y África, con el objetivo de acercar realidades, romper estereotipos y establecer un hub estratégico que beneficie a ambas regiones. Aunque no siempre sea evidente en los mapas geográficos e históricos, existe un vasto espacio de interacción entre Europa y África que puede beneficiar no solo a ciudades individuales como Palma y Tánger, sino a ambos continentes en su conjunto.

El viajero nacido en Tánger, Ibn Battuta, reconocido como uno de los primeros exploradores de la historia, recorrió tres veces más distancia que Marco Polo en sus viajes entre 1325 y 1355. En su libro La Rihla, o El Viaje, dejó una frase que resuena hasta el día de hoy: «La diversidad es el verdadero tesoro y la esencia de la inspiración y la innovación».

África merece más que una semana en nuestro calendario. Merece nuestra atención continua, nuestro compromiso y nuestra solidaridad. Solo así podremos construir un futuro más inclusivo y próspero para todos, recordando siempre que la diversidad es nuestra mayor riqueza y fuente de inspiración.